sábado, 4 de agosto de 2012

Peleen cada día de su vida como Delpo ayer

Columna de Cerviño de la nación de hoy. Sin desperdicio. Para mi, los que opinan en Deportes son la combinación perfecta de experiencia, conocimiento del deporte y pasión por el. Disfrútenla y si quieren, síganlo en @ccervino.

Puede ser un hijo, sobrino o ahijado, el que llega del colegio en el mediodía lluvioso y, con gesto adusto al enterarse de la noticia, le pregunte: "¿En serio perdió Del Potro otra vez con Federer?" 
El exitismo de la sociedad en la que vivimos acaso sea uno de los peores enemigos que tenemos. Nos quieren hacer creer que si no ganás, no existís. Sobraría muchísima gente -y de la buena- en el mundo si tamaña temeridad fuese cierta. Existen los elegidos, como un Federer; existen los que pugnan por serlo y también los que dan pelea siempre y que enaltecen su razón de ser. Aunque no satisfagan ajenos paladares harto exigentes. 
Cuando de formar personas se trata, puede resultar mucho más valioso enseñarles a perder, a rescatar la esencia del deporte. No para conformarse o dejarse estar. Sí para valorar los logros y que sirvan de plataforma de superación. 
No estaría mal mostrarles en las escuelas a los chicos el video de la derrota del tandilense con el gran Roger. Para que miren más allá del resultado. Y enfatizar en que en la vida hay lugar para todos. Que no es un universo VIP para campeones. 
Del Potro, el mismo que es satirizado y burlado impunemente en redes sociales por el sacrilegio de no vencer seguido a los mejores 4 del mundo, ayer emocionó e hizo sufrir durante 266 minutos. Uno de esos acontecimientos que quedan marcados para siempre. Delpo sigue rindiendo exámenes, pero ojo: tiene más agallas de lo que se vocifera. Incluso para tomar decisiones distantes de la demagogia y que pueden ser perjudiciales, como cuando rechazó, por convicción, la invitación presidencial tras ganar el US Open 2009. 
Ese Del Potro que, imaginariamente, perdió por penales contra el Barça de Messi-Xavi-Iniesta en el Camp Nou, pero no abroquelado en su área, sino cambiando ataque por ataque y apremiando al mejor. 
Campeones morales. Derrotas dignas. ¿Son descartables? ¿Cuántos hay, pero fuera de los courts y del deporte, en la vida cotidiana? Repito: ¿son descartables? 
Sí, hijo, sobrino o ahijado: Del Potro perdió con Federer. Otra vez. Pero mirándolo a los ojos, le podemos decir: "Quiero que pelees cada día de tu vida como hoy peleó él. En todo". Le estaremos haciendo un favor de los que no se pueden mensurar. Para siempre.